viernes, abril 01, 2005

Somewhere over the rainbow there is a world...

Está claro que es COMPLETAMENTE IMPOSIBLE tener contento a todo el mundo… (suspiro) El otro día un amigo clasificaba este sitio de “muy de tu estilo, muy de comics y eso…”, y yo tan contento. Pero hoy otro amigo me ha dicho, con su infalible ojo clínico para cualquier cosa referente a Internet o a comics, que “no sacaba lo suficiente a la luz mi lado otaku o comiquero”... (doble suspiro) Por otro lado, mi propia familia (¡sangre de mi sangre!) criticaba la presentación de la página, en concreto la poca visibilidad de los textos por el fondo negro de la web... (triple suspiro). Ver para creer.

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Antes de “postear” (¿o la incorrección más adecuada sería “postar”?) algún texto más del libro del alegre publicista cocainómano que escribió un libro destapando ciertos aspectos oscuros de las empresas de publicidad con el único objetivo de ser despedido (mayormente por aburrimiento), os recomiendo que escuchéis la versión de Somewhere Over The Rainbow de Israel Kamakawiwo'ole. Probablemente ya la habréis oído en el final de alguna serie americana de “chicos felices que pasan el verano en residencia junto al lago” (como la que pusieron en Canal 9 llamada “Jóvenes y rebeldes”) o, más recientemente en el final de la película “Descubriendo a Forrester”. También está siendo usada ahora mismo por TVE para la publicidad de sus próximas películas

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Foto: Blancus

"La gente suele preguntarme por qué los creativos están tan bien pagados. Un redactor que tarda una semana en es­cribir un artículo para el periódico Le Fígaro cobrará cin­cuenta veces menos que un creativo free-lance que tarde diez minutos en parir un cartel. ¿Por qué? Simplemente porque el creativo hace un trabajo que genera más dinero. El anun­ciante dispone de un presupuesto anual de varias decenas o centenares de millones para gastar en publicidad. La agencia calcula sus honorarios sobre el porcentaje de compra de es­pacios: en general, una comisión del 9 % (llegó a ser del 15 %, pero los anunciantes se dieron cuenta de la estafa). En realidad, los creativos están infravalorados en relación con los beneficios que generan. Cuando uno ve el dinero que les pasa por delante de las narices, las sumas que permiten acu­mular a sus patronos, en comparación su sueldo parece irri­sorio. De hecho, si un creativo exige una remuneración dis­creta, lo tomarán por un bromista. Un día, al salir de una reunión con Marc Marronier, le hice la siguiente pregunta:
-¿Por qué todo el mundo escucha a Philippe y no a mí?
- Porque Philippe gana trescientos mil francos al mes y
tú no -me respondió con contundencia".



La clave del día: Le gusta el verde (esperanza), pero Tamarit todavía está demasiado lejos para mí...